La música inspira, amigos. Y del mismo modo que hay momentos que deberían llevar consigo una banda sonora determinada, existen melodías que nos evocan una situación
concreta, en el mejor de los casos, una situación que no exista. Así, la música nos ayuda a crear, a descubrir emociones ocultas, a encontrar esa gran idea que se esconde en algún lugar de nuestra caótica mente. La música nos lleva a hacer grandes cosas, hasta en el sentido literal de la expresión. Y si no, que les pregunten a los arquitectos chinos por qué demonios hicieron un edificio con forma de piano y violín, cuyo propósito, además de atraer las miradas de los atónitos turistas, nadie parece conocer.
Que se lo digan al rockero Josh Pyke que, descontento con el tamaño y la utilidad de su guitarra, construyó una balsa para uno de sus videoclips con la que rockanrollear por las orillas de Sidney.
Más vínculado a lo que nos concierne en este blog es el proyecto de la firma Volkswagen en Estocolmo, que consistió en sustituir las escaleras convencionales por un piano para promover el uso de las escaleras no-mecánicas.
Un éxito rotundo. Qué será lo que tiene la música que a todos nos atrae. "The fun theory" lo llamaron. Sí señor. Y es que además de inspirar, la música divierte.
"¡Pero si ya tenemos Spotify o iTunes!", pensaréis la mayoría. Parece ser que Google pretende crear un modelo de negocio intermedio, ofreciendo la posibilidad de escuchar las canciones en streaming o de descargarlas (previo pago, por supuesto). Eso sí, Google tendrá que ingeniárselas para que nos decantemos por su servicio en lugar de recurrir a la tienda de Apple. Sin duda, guardará algún as en la manga.